lunes, 5 de diciembre de 2011

El pecado

Sonreís como un monje
pero tu cuerpo se infecta
de la podredumbre y la avaricia
del mundo inferior.

De tu boca sale santidad
cuando tu luz es infame,
tus manos ocultan
y la negrura es tu carne.

No tengo para ofrecerte,
no quiero verte más.

No quiero ser tu luz guía,
andá para el otro lado,
para los muros que
guardan el mar.
(Aquel lugar donde habita la soledad)

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