Prima

Decime que sentís ahora,
no comprendo.

Caes por la escalera,
te sostengo,
te curo,
te beso.

Y no se que hacer
ahora que no me ves.
Tus ojos se ven negros
en mi presencia.
¿Los cerraste a propósito
o sólo han muerto?

Tu luz se dispersó,
¡y no se que hacer!

Te amo, he revelado
el arcano incomprendido.

Y me evitás
cuando hace unos días
me buscaste
y me enseñaste...

Ahora no querés
pero supiste atarme,
osaste internarte en
el espacio que guardaba
para alguno;
vos lo tomaste
y aprendí los misterios.

Aunque somos,
desde fuera, iguales,
aprendí de vos
que no interesa.

¿Ahora te arrepentís?
Es tarde.

Te amo, reitero
aquello que guardo.

Por eso me duele tu piel áspera,
cuando la conocí permeable;
tus ojos de obsidiana
cuando eran cristalinos;
tu voz como corteza
cuando era miel;
tu negación, cuando era beso.

El mas dulce de ellos
me diste;
ahora la mas negra apariencia
me devolvés.



Así es como la tristeza se apodera de mi Yo.