domingo, 19 de mayo de 2013

Hacia el destino

Imaginate que estás a punto de morir en unas veinte horas, y lo sabés.
Imaginate que sabés hasta la forma de caminar de las pisadas que va a dar tu amiga/o para venderte por unas monedas.
Imaginate la sonrisa lujuriosa de tus enemigos al saber que te van a hacer pelota.
Imaginate que ya sabés la forma, mas o menos, en la que te van a torturar y matar.
Vos imaginátelo. Jesús lo vivió. A eso viene la partecita de que sudó sangre. Estaba tan desesperado que se le salía la sangre desde antes, como adelantándose a lo que sería.
O no. Sólo tenía miedo. Nada de heroísmos. Estaba sintiendo en su carne la humanidad que decidió vivir.
Nunca terminamos de entenderlo; decidirá cada cual la versión a creer.

Santiago fue el primero en reconocer, a lo lejano, a Judas como parte de la comitiva del Sanedrín.
- Estamos mal, Jesús -balbuceó Pedro-. Rajemos. Son como veinte, Maestro.
Jesús se mantuvo en silencio, junto a Juan. Santiago estaba nervioso y mudo. Pedro seguía balbuceando escapes fantásticos. En unos veinte segundos tenían a diez guardias rodeándolos, junto a una comitiva de cuatro Maestros de la Ley, y Judas.
-¿Como andás? -se acercó Judas, al instante.

Ahora te propongo otro ejercicio.
Imaginate los mas hermosos besos de tu vida. Uno que le hayas dado a tu novio/a de adolescencia. ¿No tuviste? Bueno, alguien que te haya gustado. Aunque sea alguien de una noche, un veranito, unos meses.
-Con un beso...
Ahora pensá en los besos mas formales, mas adultos: la pareja de los veinte; el del matrimonio de los treinta que ya no es (no pienso negar que el divorcio sucede, soy consciente de lo que tristemente pasa); ese nuevo empezar con otro amor, quizás no tan santo pero con cierta sinceridad, la posible después de tantos palazos que la vida común y corriente prodiga a los Hijos de Dios.
-...¿con un beso, Judas...? - ya con voz quebradiza.
Imaginate los besos que representan los encuentros de amigos, las pasiones prohibidas (y no tanto), los besos robados, los pícaros, los que se dan una madre o padre con su hija/o, los de los transeúntes que no podemos identificar en la calle, los de las novelas de ficción, los de los personajes de manga y/o animé (Perdonen todos, sobre todo Vos Jesús, pero el de Shinji y Asuka es para que aprendamos todos lo que NO hay que hacer), los besos que, no se, se dan por ahí, como la aventura inesperada...
Viste, el amor que suele poblar la Tierra, en distintos grados de belleza, todos los santos y no santos días de la Tierra en todos los tiempos de la Vida.
-..¿¡con un beso entregás al Hijo del Hombre!? -Y ahora imaginate los mocos saliéndosele a Jesús de la nariz como una canilla abierta, y la cara roja, y los ojos destruídos como si se hubiese falopeado; pero no, solamente lloró y las lágrimas le llegaban hasta la boca y pasaban hasta mas debajo del cuello.
Bueno, ahora pensá que Judas dio un beso como signo de delación. Era la señal para el ataque.
-¿A tu amigo? -susurró Jesús, finalmente.
Para entonces, ya estaba consumado el acto.

A los diez segundos, ya no quedaba nadie en esa zona. No había luces; se alejaban, por un lado, con Juan y Pedro (Santiago se escapó a los trotes por otro lado); por otro, con los conspiradores. Judas quedó solo, mirando los árboles, la tierra, sintiendo la oscuridad. Su cuerpo le pedía dormir, pero no podía darse ese privilegio: había terminado con sus últimos años de vida, con sus compañeros, con su mejor compañero.
Lloró amargamente al pensar un poco las consecuencias de sus actos.
''¿Por qué con un beso?'' repensó. Pero era medio tarde. Comenzó a desesperar. Se dejó lentamente invadir por ella. Como una sensación que debía ser. Estaba marcado por algún árbitro. Era así, y bueno, qué podía hacerse.
Cuando empezó ese pensar, sí que era tarde para Judas.
Jesús, entretanto, a los tumbos, iba hacia su destino, el único que podía aceptar. Si había aceptado los besos de cariño, debía aceptar los de odio. Era la naturaleza humana que debía consumar en sí.
Era el momento de descender al sufrimiento; y la traición siempre suele ser sólo el inicio.